El uniforme de Enfermería
Existe una disposición general que norma el uso de esta vestimenta y la apariencia personal del personal de enfermería en Cuba.
En la mujer: Usar el uniforme reglamentado. Cuando se trate de vestido o saya, debe, tener el largo a la rodilla y usar medias largas, El ancho del vestido, chaqueta y pantalón, debe permitir realizar movimientos con soltura y sin impedimentos, Llevar pelo corto o recogido, Utilizar gorro o cofia de acuerdo a la actividad que realiza, Tener uñas cortas y con pintura discreta, Evitar el uso de prendas no requeridas durante el desarrollo de su labor (pañuelos de cabeza, collares, aretes colgantes u otros) Maquillaje discreto, Mantener los zapatos limpios.
En el hombre: Llevar el uniforme reglamentado (limpio y holgado). Mantener el pelo corto y la barba rasurada. Tener uñas cortas. Mantener los zapatos limpios.
En la actualidad se pueden observar modificaciones y uso inadecuado del uniforme de forma tal que en muchos casos deja de ser la prenda que identifica la profesión, convirtiendo a las unidades de salud en una pasarela de diseños y modas, proyectando una imagen de los enfermeros muy ajena a lo deseado por la mayoría de estos.
La utilización de una vestimenta adecuada, responde a las normas y exigencias de la profesión, así como el respeto que le tiene a la sociedad, elementos que favorecen una adecuada imagen social. Una enfermera u enfermero vestido correctamente inspira confianza y es socialmente respetado.
La imagen de esta persona vestida de blanco ha trascendido en el tiempo, convirtiéndose en un símbolo de comunicación de ideas, valores, imaginarios y conocimientos, que forman parte de la identidad enfermera. A partir de una visión temporal, del pasado y el presente de la enfermera(o) y su uniforme, se ha configurado y fortalecido el imaginario social y profesional, que describe, en ocasiones, a la enfermería con palabras como mujer, hombre blanco y hospital.
María J. Evora de la Rosa